Galería Quadro
2016
Galería Pasaje 17
2014
Galería Aldo de Sousa
2012
Por Andrea Giunta
Dolores Casares y Cecilia Paredes se conocieron en la Bienal de Panamá en 2012. El clima de tareas en un mismo espacio, junto al descubrimiento de que ambas trabajaban con conceptos que surgían de la relación entre la luz y el espacio, produjo el acercamiento. Dos sensibilidades en diálogo, días de conversaciones y formas sutiles de colaboración.Una complementariedad desde la cual decidieron profundizar estos paralelismos y ponerlos en escena en una exposición compartida.
Por Kekena Corvalán
Si el paradigma de la práctica artística contemporánea es hoy, más que nunca y particularmente, investigativo, Dolores Casares expone en Siete maneras de respirar un proceso de exploraciones creativas a partir de componentes con los que ya viene interrogándose en su intenso recorrido artístico: materiales metálicos, acrílico, agujas de acupuntura, iluminación dinámica con leds, hilos, papeles.
La matriz de producción de Dolores Casares, en Siete maneras de respirar, puede ser pensada como una profundización de un proceso desde y contra la geometría.
Por Rodrigo Alonso
Las superficies transparentes poseen una vir- tud extraña y contradictoria. Por un lado, de- limitan una porción del mundo, se imponen como una barrera –aparentemente inmaterial, pero en definitiva real– al despliegue liberado de la mirada, generan una discontinuidad que fractura el espacio aunque no lo bloqueen por completo. Por otro, son una invitación a la transgresión, a observar lo que se encuentra más allá de ellas, a transportarse hacia el si- tio vedado con una intensidad proyectiva que desestima cualquier obstáculo.
Por Raúl Santana
Las impecables construcciones que Dolores Casares ha venido realizando en los últimos años - tal como pudimos ver en la muestra que en el año 2009 realizó en el Centro Cultural Recoleta- son obras propicias para que el juego de luces y sombras proponga transformaciones evanescentes que nos instalan un espacio metafísico.
Si entonces las unidades ópticas de aquellas obras fueron líneas realizadas con metálicas agujas de acupuntura, que traman su dibujo en secuencias que producen efectos cinéticos en el interior de las cajas transparentes, posteriormente, extendiendo la sutileza de sus trabajos anteriores, ahonda su búsqueda todavía más, por sintetizar la oscilación entre fantasmales materializaciones o desmaterializaciones.
Por Jorge González Perrin
Lo primero que descubrimos al encontrarnos con un objeto artístico es que nos enfrenta a su propia materialidad, ubicándonos de este modo en la particular perspectiva de una manera de concebir el mundo. En este caso, la acción de atravesar la placa de acrílico traslúcida con una fina aguja de acupuntura resume la diáfana propuesta artística de Dolores Casares.
Esta acción tiene antecedentes en sus obras pasadas. Cabe recordar una exposición en el Centro Cultural Recoleta del año 2003, “Alquerque”, donde las huellas del cuerpo sobre la tela de trama abierta y la superposición de improntas, forman una suerte de holograma de entre-casa, como señalara en esa oportunidad Ernesto Pesce: “imágenes humanas impresas en telas transparentes, traen nuevamente la idea de secuencia fotográfica, de virtualidad, de imagen holográfica...”
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